GIL GABRIEL SEBASTIÁN LÓPEZ GARCÍA
     
          Su niñez y adolescencia transcurren en una ambiente culto. Al ser su padre farmaceútico, aprende y colabora en la elaboración de recetas magistrales, detalle que le ayudará más tarde en su carrera para el conocimiento de los medicamentos, al igual que su hermano Luis.
        Con la familia vive durante los últimos años de su vida, su tío paterno Don Felipe Ruiz Rodilla, distinguido pedagogo, que les enseña parte de sus conocimietos
     Asiste a la escuela Primaria en Landete con un excelente Maestro: Don Nicanor Grande.
     En Teruel estudia música, piano, bachillerato y magisterio.
     Hace la carrera de médico y doctorado en la Universidad de Valencia, terminando la carrera en 1919 a los 23 años de edad.
      Ejerce unos meses en un pueblo de Valencia y en 1920 ya está en Masanasa hasta 1934.
          Durante la República de 1931 es nombrado Alcalde de este pueblo, cargo que desempeña con entusiasmo y honradez, poniendo interés en problemas de primer orden como la sanidad, con la mejora de aguas del pueblo, atención a la juventud, grupos escolares y otros asuntos del mayor interés. Reconociendo su meritoria labor, han dado su nombre a la calle donde vivió.
     En 1934, pone clínica en Valencia. La Guerra Civil estalla cuando está en Barcelona haciendo un curso de cardiología en el Hospital Clínico.
            Durante once años visita voluntariemente la Gota de Leche de Valencia, trabajo que le sirve como especialista en Pediatría y es premiado con la medalla de plata de la Beneficiencia (galardón que nunca recogió).
      Durante todos estos años asiste a las clases que cree conveniente en la Facultad de Medicina y lecciones de prácticas en el hospital.
     En la Guerra Civil de 1936-39, es reclamado a Cañete y se presenta voluntario a los Hospitales Militares de El Cañizar y Garaballa.
      Como él mismo confiesa "mi deporte favorito ha sido la caza, el juego de pelota y, sobre todo, pasear por el campo. La Naturaleza en todas sus manifestaciones te acerca a Dios, para mí es lo más hermoso de la Creación."
          Hombre de una profunda cultura, en su obra diálogos de otoño refleja sus sentimientos respecto a muy diferentes aspectos de la vida: vivencias personales, historia, arte...al igual que breves definiciones de los mismos en frases o dichos.
          De sus predicciones, sin relación con la medicina, cabe destacar la que hacía sobre la conducción del agua potable desde Huertos de Moya hasta Landete: el primer trazado de unos 4,5 Km llevaba el agua por diferencia de cota o desnivel. Esta conducción abastecía a tres fuentes públicas. Amediados del siglo XIX se hizo necesario abastecer a toda la población. La nueva conducción necesitaba de un motor para elevarla al depósito regulador, lo que significaba nuevas captaciones y nuevas conducciones.
        Pues bien, D. Gil López mantenía que los problemas de suministro de Landete acabarían cuando el agua se elevara hasta un pequeño depósito regulador para bajar luego por diferencia de cota hasta el depósito principal y ahorrando como 1,5 Kms de tubería. Esta, al parecer, descabellada solución es la que se utiliza hoy, dándole en consecuencia la razón,   
          De su aversión hacia la motorización merece la pena citar una anécdota contada como cierta por su propio hijo, el Doctor Gabriel López. Según éste, su padre, como era habiatual, iba andando hacia la cercana localidad de Santo Domingo. En el punto más alto de la carretera (Cruz de El Arrabal) fue alcanzado por el Sr. Higinio Barberá que llevaba pescado para los pueblos limítrofes e invitó a D. Gil a subir en su 2CV. D. Gabriel rehusó el ofrecimiento "No Higinio, no subo que tengo prisa. A unos centenares de metros, ya en el llano, en una curva cerrada la furgoneta volcó quedando inmovilizada. D. Gil se acercó y le dijo: "¿ves Higinio como llevaba prisa?".
     Su hijo, Gabriel López Mínguez le sucedió como médico titular en las localidades atendidas por D. Gil.
 
 
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